Onérique: La belleza de sentirte bien

Hace un tiempo leía sobre consumo en un mundo donde hay miles de marcas: ¿cómo ante una perfumería repleta de marcas, las consumidoras elegimos una sobre la otra? Básicamente, por valores, por lo que esa marca nos transmite más allá del resultado que de. Obviamente, la calidad de los productos importa, pero ya no sirve calidad sin un mensaje clave detrás.

Onérique me recordó siempre a ese concepto. Un ideal muy claro transmitido en cada detalle de la marca: sus ingredientes, sus forma de producción, el packaging, los colores, etc.

Mi historia con Onérique

Onérique fue una de la primeras marcas que conocí cuando nació Belleza Química en 2019, y me cautivó con su Crème Coton. La marca era muy nuevita: había sido fundada dos años atrás por Glorimar Primera, una ingeniera industrial apasionada por la cosmética que tenía muy clara esa importancia de los valores y la filosofía de una marca. 

Onérique nace con una serie de productos que te acompañan a lo largo de toda la rutina, son básicos efectivos que no te hacen querer probar nada más. Los puede usar cualquiera en el hogar: son aptos para todo tipo de piel y todas las edades. Y antes de que me lo preguntes: sí, también para hombres.

No solo son efectivos, sino que la idea del Beauty Moment se cumple a la perfección con la sensorialidad de los envases, los perfumes y las texturas. 

La filosofía de la marca no solo se enfoca en este momento de relax y belleza que todos deberíamos darnos en nuestro día a día, y en la importancia de sentirnos bien; sino que en su momento me llamó la atención porque cumplía algo que siempre me preocupó: la ecología. La cosmética limpia es difícil de encontrar al 100%, porque las marcas siempre flaquean por algún lado. En Onérique, la producción es francesa (los productos también se comercializan en la Unión Europea, por lo cual cumplen con sus estándares de producción) y los ingredientes no solo son hasta en un 97,8% de origen natural, sino también generados de forma respetuosa con el medio ambiente. El packaging utiliza vidrio y cartones producidos a través de bosques sostenibles. Y para mí, lo más importante, la rutina minimalista que puede usar toda la familia nos señala que no es necesario comprar por comprar. 

¿Y los productos? ¡Háblame de los productos!

Varios de sus productos fueron parte de mi rutina en diferentes momentos de estos últimos años.

Ya conté que conocí la marca por la Crème Coton, que se convirtió en una obsesión para mí. Su textura es como una nubecita de algodón que se funde en tu piel. Y no es para menos, efectivamente tiene extracto de algodón para dar una sensación de confort. También extracto de algas pardas, aceite de semillas de uva y otros ingredientes hidratantes y antioxidantes. Para mí es fascinante porque notamos la hidratación al mismo tiempo que la piel queda matificada. 

Después de ese éxito, claramente seguí probando. Hoy en día incluyo en mi rutina dos de sus productos: el agua micelar y la mascarilla.

Si me siguen en redes, ya saben que las aguas micelares no son mi elección de limpieza, pero desde que me hago lifting de pestañas es lo que debo utilizar para desmaquillarme los ojos. Y si tengo que elegir una, es la de Onérique. Primero, por su facilidad para eliminar el maquillaje sin necesidad de refregar el ojo. Segundo, porque no arde NADA, así que los ojos sensibles se pueden beneficiar de ella. Tercero, porque no deja textura para nada pegajosa, la piel se siente bien limpia, fresca y suave. Supongo que el agua marina y el extracto de algas pardas, muy presente en la línea, tienen algo que ver con eso…

La mascarilla, por su parte, es una maravilla para las pieles mixtas y grasas, especialmente en verano que es más común tener más impurezas producto del sudor. Limpia en profundidad, elimina células muertas, exfolia suavemente para darle a tu piel una textura espectacular, y me resulta buena seborreguladora. Cuando la aplicas da una sensación de calor muy leve producto de las zeolitas de origen volcánico: esto ayuda a limpiar los poros en profundidad. Luego, al retirarla suavemente con un masaje podemos notar las semillas de cranberry que exfolian. Yo suelo tener la piel sensible por el tratamiento para el acné y los exfoliantes físicos me dejan roja, pero este es espectacular. 

En su línea también tienen un serum (Les Jolies Perles) iluminador y antipolución, una crema de noche nutritiva y anti age, y las mascarillas “Le Masque Fraicheur”, que ayudan a oxigenar y purificar la piel a través de extractos de plantas. 

Hoy en día, Onérique se expande. Tana Fabini, empresaria uruguaya, se suma como socia y directora en Uruguay para expandir la marca en la región; mientras Glorimar la implanta en el mercado europeo. 

Siempre es un placer ver cómo mujeres emprendedoras, con una filosofía clara, generan productos de cosmética que vienen a cambiar las reglas del mercado actual.