Skincare como forma de amor propio

Como hubo una época en las que todas las influencers, youtubers y generadoras de contenido estaban centradas en el maquillaje, ya hace tres o cuatro años que el mundo del skincare explotó: desde la rutina coreana hasta el maskne (provocado por el uso de mascarillas por el covid) fueron los detonantes para que comencemos a cuidar nuestra piel.

Hoy parece impensable no tener una rutina de skincare, por muy simple que sea, y han proliferado marcas para todos los gustos.

Además, las épocas que vivimos nos hacen hablar más de autocuidado, de amor propio… y así como se ven mensajes de comer más sano, dormir bien, trabajar menos o hacer un ejercicio que disfrutes, también se instauró en nuestras rutinas el tema del skincare como una forma de amor propio, de cuidarse y mimarse.

@Kanvas_Beauty

Entonces, ¿de verdad el skincare puede hacer algo por nosotros o es solo una moda pasajera?

El skincare más allá de la belleza

Durante mucho tiempo, el cuidado de la piel quedó relegado al ámbito de la belleza: básicamente, a que las mujeres no envejezcamos nunca. Hoy en día, a todos nos queda claro que hay ciertos pasos básicos (limpiar la piel de forma cuidadosa, hidratarla y protegerla del sol) que nos ahorran muchas visitas al dermatólogo en busca de soluciones para una piel que ha sido agredida o está enferma. 

Porque una cosa de la que parece que hemos tomado consciencia hace relativamente poco es de que la piel es un órgano con una función importantísima: servir de barrera a nuestro organismo frente a los agresores del mundo. Una barrera de la piel sana nos ahorra muchísimos problemas de salud. Y comprender eso es el primer paso para que todos nos cuidemos: el skincare ya no es cosa de mujeres, sino de todos.

Por otro lado, en tiempos de pandemia, donde el amor por el skincare se intensificó, empezamos a hablar de la rutina de cuidado como gesto de amor propio, de cuidarnos en todo sentido. ¿Tiene esto algún sentido?

Un estudio publicado en 2018 en Lancet Psychiatry hablaba de cómo tener rutinas nos ayuda a tener menos depresión. En aislamiento, pandemia, home office, donde el mundo vive muchísimos cambios, mantener nuestras rutinas y buenos hábitos puede ser salvador.

Por otro lado, está más que clara la importancia de tener un tiempo diario para nosotros mismos, alejado de todos lo “tengo que” (trabajar, limpiar, cocinar), y cómo estos tiempos son buenos para nuestra salud mental.

En este caso, puede que la rutina de skincare no sea tu forma de autocuidado y está perfecto. En cambio, si sos de las mías y disfrutas encremarte, ponerte mascarillas, darte una ducha relajante con agua calentita… el skincare puede ser tu momento de relajación, autocuidado, amor propio. Además, en una rutina hay masajes, aromas, texturas… todo eso genera sensaciones positivas que nos ayudan a que el cerebro genere neurotransmisores asociados al bienestar mental.

Así que ya saben: la rutina de skincare, adaptada a tus gustos y necesidades, es un punto fuerte en la forma de decirnos a nosotros mismos que nos amamos ♥